Un brindis
Después que Jesús sanó al hombre hidrópico y que enseñó sobre la humildad, se generó un incómodo silencio entre los invitados, acusados por los señalamientos de Jesús; por lo que un hombre rompió el silencio, como quien hace un brindis, diciendo: "Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios". Pero creer que se va al cielo sin aceptar a Jesús es una grave y engañosa esperanza. Dios nos ha invitado a las bodas del cordero, es un regalo no merecido, otorgado por su gracia y misericordia, mediante la redención en Jesús. La única cosa que nos excluirá de entrar es que rechacemos la invitación ¿Cuál es tu excusa?